Luis Cuadros

Contable en Kemito Ene, Perú

El precio justo

Cuando Luis Cuadros llegó por primera vez al Amazonas, solo buscaba trabajo y un nuevo comienzo para su familia. Nacido en Huancayo, en lo alto de los Andes peruanos, finalmente se estableció en Satipo, en la selva central, donde completó sus estudios de contabilidad. Un amigo le presentó la cooperativa Kemito Ene, y lo que comenzó como un trabajo se convirtió poco a poco en una vocación. Como suele decir con tranquila convicción: «Me gusta mucho esta cuestión del apoyo a las familias asháninka y el trabajo de comercio justo».

Desde su oficina, que domina las operaciones de la cooperativa, Luis ve claramente lo que hace diferente a Kemito Ene: pagan a los productores lo que realmente merecen. En una región donde los intermediarios suelen explotar a los pequeños agricultores, los precios justos se traducen directamente en mejores condiciones de vida para cientos de familias.

Este modelo es el resultado de un trabajo largo y deliberado. Antes de poder sostenerlo, Kemito Ene tuvo que organizarse y reforzar su capacidad productiva. El apoyo de NESsT llegó en un momento decisivo, después de que la pandemia acabara con contratos y clientes. El primer fondo les permitió comprar una máquina de selección; el segundo reforzó el capital circulante y mejoró la infraestructura de procesamiento. Estas mejoras lo cambiaron todo: en lugar de apresurarse a conseguir anticipos para cumplir los pedidos, Kemito Ene podía por fin comprar cacao, procesarlo en polvo o mantequilla y mantener existencias en la planta. Las existencias significaban tiempo; el tiempo significaba poder de negociación; el poder de negociación significaba estabilidad. Y la estabilidad es lo que sostiene los precios justos.

Las certificaciones se convirtieron en el otro pilar crucial. "Tenemos el certificado ecológico y estamos empezando con el de comercio justo", explica Luis. Las certificaciones abren las puertas a compradores dispuestos a pagar un precio superior, valor que luego puede compartirse con los productores. El círculo virtuoso es simple pero poderoso: la financiación permite mejorar la producción; las certificaciones permiten mejorar las ventas; la transparencia garantiza mejores pagos a las familias.

Los efectos son tangibles. Las familias tienen ahora acceso a mejores alimentos, salud y educación,"por sus propios medios", subraya Luis. Esa frase importa: donde antes muchos miembros dependían de programas estatales o de donaciones esporádicas, hoy se sostienen cada vez más gracias al cacao, el café y los cultivos agroforestales.

Los precios justos también reconfiguran el territorio. El cacao y el café se han convertido en alternativas reales al cultivo ilegal de coca, ofreciendo seguridad e ingresos legales. La expansión de la agrosilvicultura significa menos quemas, menos deforestación y más árboles en pie. Esto es vital en una región que linda con tres grandes áreas protegidas: el Parque Nacional Otishi, la Reserva Comunal Asháninka y la Biosfera Avireri.

Luis lo ve todo como un sistema coherente: precios justos, bosques sostenibles, familias más fuertes y una cooperativa capaz de soñar a lo grande: exportar 200 o 300 toneladas de cacao con sus 360 socios. Profesional y personalmente, sus motivaciones coinciden: crecer con su familia, crecer con la cooperativa y ayudar a construir un futuro digno para las familias asháninkas.

Para él, los precios justos no son una estrategia contable. Es una forma de imaginar y construir un mañana mejor.