Un total de 20 mujeres emprendedoras de la comunidad nativa de Musa Karusha conforman la Asociación de Mujeres Productoras Charapi, emprendimiento de la provincia de Datem del Marañón en Loreto enfocado en la crianza y venta de huevos de tortuga taricaya bajo un plan de manejo sostenible, permitiendo la repoblación de esta especie en los ríos de la Amazonía y contribuyendo a la economía de las familias de esta comunidad. La asociación está ubicada en la margen izquierda de la cuenca baja del río Pastaza, que forma parte del complejo de humedales del Abanico del río Pastaza, que debido a su gran biodiversidad fue declarado un sitio RAMSAR, una convención intergubernamental que promueve la protección de humedales de importancia internacional.
El nacimiento de la asociación de mujeres productoras Charapi
La iniciativa surge luego de que entre los años 2004 al 2011 las poblaciones de este reptil se vieron considerablemente disminuídas, principalmente por la sobreexplotación para consumo y comercialización en la región. Por lo que las organizaciones indígenas como la Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas (CORPI-SL), Federación de Comunidades Nativas del Distrito de Kandozi del Pastaza (FECONAKADIP), Organización Kandozi de Musa Karisha del Distrito del Pastaza (ORKAMUKADIP), Federación de Nacionalidades Achuar del Perú (FENAP), Organización Achuar Chayat (ORACH) y Federación Indígena Quechua del Pastaza (FEDIQUEP), de la mano de WWF Perú, unieron esfuerzos y tomaron acción para desarrollar un plan de manejo de producción sostenible con la finalidad de recuperar y mantener a la tortuga taricaya en sus territorios comunales.
Desde enero de 2021 estas organizaciones indígenas, junto a las comunidades, vienen trabajando con Profonanpe, el fondo ambiental del Perú, en la actualización del “Plan de manejo de las Podocnemis unifilis “taricaya” en la zona de la comunidad Musa Karusha del río Pastaza”.
Cabe destacar que el comercio ilegal de esta especie silvestre ha provocado una reducción de su población, siendo considerada en la categoría de vulnerable según la Lista Roja de Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y cuyo aprovechamiento se encuentra regulado por las autoridades peruanas. En los últimos años, gracias a la implementación de planes de manejo sostenible, compromiso y trabajo conjunto entre las instituciones nacionales, regionales y las comunidades nativas de la Amazonía peruana, hoy la recuperación de las tortugas taricaya es una realidad.
La tradición de las mujeres Kandozi
El valor diferencial de este emprendimiento radica en que son las madres y abuelas las que enseñan a las más jóvenes de la propia comunidad. Ellas no solo se preocupan por mantener a las taricayas, si no también a preservar su cultura productora. Por este motivo cuando las aprendices adquieren experiencia se les otorga una parcela para que se encarguen de ella y, con el pasar del tiempo, la experiencia les ayuda a incrementar su número de parcelas.
El papel de las mujeres Kandozi dentro de la comunidad y emprendimiento es valioso, ya que además de mantener un proceso riguroso de producción, se preocupan por realizar el mantenimiento de parcelas a su cargo, construir playas artificiales (con el apoyo de hombres), ubicar, recolectar y transportar nidos del medio natural, sembrar e incubar huevos en playas artificiales, supervisar el proceso de eclosión, estabulación, comercialización y/o liberación de crías.
Al igual que a muchos, la pandemia golpeó fuerte a esta comunidad. Balbina Sundi, presidenta de la asociación comenta “lo que más nos afectó fue no poder trasladarnos, debido a ello demoramos en formalizar la inscripción del emprendimiento y la oportunidad de capacitarnos para mejorar el emprendimiento.”
El trabajo de la Asociación de Mujeres Productoras Charapi
El impacto positivo del trabajo de las mujeres productoras Charapi ha sido tal que fueron seleccionadas junto a otros emprendimientos a ser parte del proyecto “Construyendo resiliencia en los humedales de la provincia Datem del Marañón”, iniciada en junio de 2017 y cuyo término está previsto para mayo de 2023. Este proyecto es impulsado por Profonanpe y financiado por el Green Climate Fund, el fondo más grande del mundo dedicado a ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar su capacidad para responder al cambio climático.
También, la asociación es apoyada por el proyecto Amazonía Indígena: Derechos y Recursos (AIRR) financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ejecutado por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), NESsT, WWF Perú, que brinda asesoramiento empresarial y financiero a emprendimientos indígenas para fortalecer la participación de los pueblos indígenas en el desarrollo económico y conservación de la Amazonía.